Camino de Amor





Gracias a Dios soy un sobreviviente del covid-19


Las noches son lo peor. La primera noche que sentí que no podía respirar fue el viernes 24 de julio. Hasta ese momento todavía no tenía un cilindro de oxígeno al lado de mi cama. El sábado logramos conseguir que María Eugenia Barrientos, la famosa doctora que ha salvado incontables vidas tanto en El Salvador como alrededor del mundo, tomara mi caso. A María Eugenia la conocía desde el colegio y ya para ese día se había vuelto famosa y controversial por su apasionada defensa de la tesis que el covid es ante todo una enfermedad inflamatoria y que vuelve muy espesa la sangre. Después de un día muy ajetreado llegó a mi casa a examinarme a las 11:30 de la noche del sábado 25 de julio, después de que esa tarde ya me había ido a hacer con mucha dificultad y riesgo por la falta de oxigenación un TAC y una gran cantidad de exámenes de sangre.

Los resultados del TAC y de todos los exámenes de sangre indicaban que mi condición era muy delicada, que iba a ser un proceso largo y de pronóstico reservado. Para entonces ya tenía el oxígeno de manera perenne. María Eugenia me recetó una serie de antibióticos intravenosos, desinflamantes, anticoagulantes inyectados y otras medicinas. En los siguientes diez días el primer tratamiento fue lo que me sacó de la crisis inicial y me permitió salir del cuadro de pronóstico reservado a uno de "fuera de peligro".

Dos de mis hijos también enfermaron y mi esposa junto a mi hijo menor, que gracias a Dios no se contagiaron, nos atendieron a los tres. Hubo innumerables personas, parientes, amigos y conocidos pendientes de nosotros, que nos apoyaron con sus oraciones, sus mensajes, enviándonos comida y ofreciéndonos todo tipo de ayuda. A todos ellos un eterno agradecimiento porque sin su ayuda y sin sus oraciones no hubiéramos podido superar dicha prueba.

Después de superada la crisis inicial y de haber consultado con neumólogos aquí y afuera, mi hermano, que es médico en Estados Unidos, y María Eugenia, en conjunto con los demás médicos, llegaron a la conclusión que había una bacteria secundaria que estaba en mis pulmones y el viernes 14 de agosto iniciamos un nuevo tratamiento con antibióticos intravenosos y otras medicinas. Esa etapa terminó el 24 de agosto. Después de eso, otros exámenes dieron como resultado que todavía había una bacteria en el pulmón derecho en donde hay una "bulla", que es como una vejiga que además contenía líquido y probablemente estaba infectada.

El tratamiento que estoy siguiendo hoy y que puede durar hasta tres meses más es el que pretende erradicar la bacteria que hay en el pulmón y que debería ir reduciendo el tamaño de la "bulla" con la esperanza que el cuerpo la elimine.

Les cuento con cierto detalle mi experiencia para aquellos a los que les pueda servir, a pesar de que sabemos que a cada persona le da de diferente manera. Hay personas asintomáticas que no sienten nada, hay personas a las que les da suave y salen adelante sin mayores consecuencias. Hay personas que tienen preexistencias y el covid les complica en los órganos que tienen debilidades, como el corazón, los pulmones, los riñones o el hígado. También hay personas que deberían poder superar fácilmente los síntomas del covid pero al no combatir los síntomas rápidamente se les complica innecesariamente.

La gran lección que saco es que si los síntomas se atacan desde un inicio con desinflamantes, con anticoagulantes, antigripales y en la medida que sea necesario con los antibióticos adecuados, los cuadros pueden ser mucho más sencillos de manejar, el tiempo de recuperación menor y las secuelas mucho más fáciles de tratar. Lo más difícil es poder distinguir entre el covid y otras enfermedades respiratorias de una manera rápida y temprana.

Que el Señor nos siga bendiciendo a todos y si nos ha permitido tener una segunda oportunidad en la vida es porque quiere que hagamos algo más por nuestro país, por nuestra gente, nuestra familia y por eso debemos seguir adelante con fe y esperanza que superaremos esta gran prueba de la pandemia del covid-19.

Fuente: Gracias a Dios soy un sobreviviente del covid-19